Retozando sobre las aguas, creí ser el mejor: Retozando y flotando cual flor caída en un fresco charco de agua, creí poder estar solo. Ilusiones vanas creadas por uno mismo, confío y no miento, me creo lazos que luego no puedo romper.
Flotando más allá de la orilla en mi inflable de emociones, cama etérea y segura, los sonidos nos inflaban, pero una vez que los sonidos se gastaron me dí cuenta de que estaba flotando en una falacia, sin poder ser yo mismo y sobrevivir al mismo tiempo; me comencé a hundir.
De pie sobre inmensas raíces, las aguas rompían sobre y bajo mi burbuja. Incluso siendo un recuerdo era terrorífico y me paraliza, me hace temer ahora que estoy de pie hundiéndome , apoyado en mi balsa, la cual se abría paso hacia el lecho del mar como un astro se dirige a la luna. De pie, respirando los últimos jirones de libertad, trato de sobrevivir: empujo, jalo, nada sirve, nada detiene mi inminente fin...
Hundido, bajo las aguas, recuerdos pasan por mi mente, recuerdos de personas a las que incondicionalmente amo, aquellas con las que, por culpa de la sociedad y otros factores, no he podido estar, siéndome negada la felicidad social y siendo restringido y confinado a mí mismo.
Bajo las aguas, mis pulmones colapsaban, sin embargo no tengo miedo, no temo, tengo paz. No sé si lograré renacer, solo le pido al que me escuche que cuide de aquestas gentes, cualquier entidad, que los cuide de ahogarse como yo me ahogué amí mismo.
Flotando bajo las aguas, inmóvil y sin vida, una tonada suena por fin a lo lejos, llenando mi muerte de dulce melodía, marcando el fin con una rítmica y dulce cadencia, manteniéndome lejanamente consciente, sin alterar lo vacío que estoy por dentro.
Acostado en el lecho del mar, al fondo de las aguas, no veo un fin. Debería haberme ido, pero ciertamente mi alma existe en un mezzanine de vida y muerte donde pertenecí una vez, lo que provoca ser jalado hasta una puerta blanca y perfecta, la cual da a una habitación llena de desconocidos donde ciertamente encontraré mi rehabilitación y salvación, donde podré construir de nuevo mi balsa, volveré a nacer. Será entonces cuando retome mi lucha por llegar al final de manera realizada, completa y digna como siempre pude, pero sin necesidad de mandas una lista de buenos deseos, sino una de agradecimiento.
Sentado en la silla inexistente de una sala blanca, observo detenidamente los ojos de la persona sentada frente a mí...
No hay comentarios:
Publicar un comentario