lunes, 16 de mayo de 2016

Caminando en la oscuridad

Lo único que veo por la ventana al despertar es un edificio moderno, uno de aquellos elegantes edificios con muros de cristal sostenidos por una estructura invisible de metal.

Me encuentro en un edificio derruido donde todo está destruido, con cosas esparcidas por todo el lugar y acomodadas (o amontonadas) de modo que haya espacio para caminar, dejando a cualquier transeúnte pálido y fantasmagórico vagar por los pasillos sin vida de un hotel quebrado.

Volteo y no hay nadie, solo veo una ventana y nada más, ni siquiera una salida, así que procedo a mover mis oxidados engranes para levantar a mi dolido cuerpo del suelo. Me asomo por la ventana y veo aquel edificio, pero ahora puedo también ver una calle a los pies del edificio, unos cinco pisos abajo, llena de coches inmóviles que se ven orgullosamente inmutables frente al paso del tiempo. Doy una vuelta por la habitación, buscando de nuevo una salida; desorientado y aturdido decido buscar algo similar a una escalera de incendios por la pequeña ventana, mas una sorpresa me esperaba ahora: El edificio cruzando la calle era ahora un bloque gris, desconcertándome también el hecho de que esté vacío alrededor.

Procedí a caminar alrededor, encontrando con un espacio que daba a un pasillo, perdido en el gris y la oscuridad, puesto que la única luz era la de la pequeña e insuficiente ventana. Este pasillo se sumía en una oscuridad que arrojaba siluetas inciertas, obligándome a guiarme por los espacios donde no hay objetos, suponiendo que me llevará a unas escaleras que suban o bajen y me saquen de este lugar. Llegando al final del pasillo, descubro una puerta, algo inusual en el pasillo lleno de huecos que dan a habitaciones sin luz ni ventanas, por lo que sé que cruzando la puerta me encontraré con las escaleras de la construcción en ruinas donde me encuentro. Saliendo en un vestíbulo de la planta baja y cruzándolo a una velocidad prudente que no muestra temor pero que no deja que una situación desagradable (en caso de que la haya) suceda realmente.

Saliendo a la calle, cruzo por los espacios vacíos que dejan los vehículos detrás de uno u otro, por lo que llego a aquel intrigante edificio recortándose sin gracia en el cielo diurno. Volteo a ambos lados y me parece ver sombras que se avecinan sobre mí, por lo que corro hacia la seguridad que parece proporcionarme aquel bloque gris. Subo todos los pisos, no sin un gran esfuerzo, y al llegar arriba por una discreta compuerta me asombra ver que el mundo donde estoy es un mundo resbaladizo, mi mente no logra ubicarse y pierde la percepción de todo; todo me marea. A pesar de lo confuso de la situación, logro mantenerme en pie, y me pongo a analizar por qué me siento así y por qué todo está vacío y sin sonido, haciéndome caer en la cuenta de que no logro escucharme a mí mismo. Grito, pero mis oídos solo logran rescatar un soplido. Me pellizco y golpeo las piernas, estampo prudentemente mi cráneo contra el liso cemento pero solo obtengo ligeras cosquillas; estoy como en un pensamiento espeso, una cortina de niebla se cierne sobre mi mente y nubla mis sentidos.

Sabiendo que no existe una posibilidad de aferrarme a la realidad, decido hacer de esta mi realidad antes de volverme loco, como pronto ocurrirá si no hago nada. Estaba caminando en la oscuridad del pasillo antes de saber que era la misma oscuridad de mi mente, pero había luz. Sí, en el pasillo, había luz, estaba iluminado, pero, ¿por qué no podía unir la luz con el entorno? Era como si existiera en otro lado, no en el pasillo. Y nada estaba destruido, solo desordenado... ¿Lo estaba? ¿Realmente era así? ¿Las sombras serían personas que querían ayudarlo a volver? Todo era tan confuso, el peso de todo esto lo sofocaba, se estaba ahogando y su cerbero se quedaría sin oxígeno, perdiendo toda esperanza de enfocar la realidad... Pero pronto recordó que él había escogido esto. No, no él, yo. Yo escogí esto. ¿O habría sido alguien más?

Sentirse así no le dio respuesta alguna, mas lo hizo quedarse aún más revuelto, generando un raro sentimiento incontrolable dentro de él. Risa. Me reí como nunca me había reído, y me dio miedo, pero él era así, no le importaba, era lo que quería hacer: Reír como un loco. Todo era tan aburrido, por lo que una risa sobre nada era una risa válida y... Todo se mueve. Caras vuelven, de pronto ha vuelto, mareos y percepciones, filtros emocionales y morales, todo aparece de la nada de nuevo como un recuerdo lejano. Volteó y habían edificios alrededor, estaba sobre un edificio moderno de paredes de cristal, un cristal que refleja la rutina de todos, pero no la de él. No, este no era mi mundo, pero es el mundo donde estoy. Miro alrededor y hay gente vestida de blanco alrededor, ¿eran meseros, enfermeros o doctores? Traían actitud policiaca. Al parecer venían del hotel de enfrente, donde había estado.

Ladeando la cabeza, analizó el hotel y observó que no parecía en nada un hotel, era un edificio que destacaba, una cárcel no proclamada para no criminales, pero no podía descifrar qué era. No es como si le importara, pero todo esto le hizo pensar de nuevo en cómo se sentía solo unos segundos atrás, y esto fue cómico, muy cómico para mí. No pude dejar este sentimiento debajo, así que, sin más, lo dejé salir. Fue la risa más gratificante, satisfactoria, llena y escalofriante que he oído.

Un parpadeo y me sumí en la oscuridad.

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