¿Qué no conoces a los poetas?
Ellos divagan por las palabras y sus metas
Y yo, humilde aprendiz, no soy ballesta
En sus batallas de versos ni en su frenesí de letras
Chistoso te pareceré, y tal vez curioso
Encima me arriesgo a un malentendido maldoso
Mas sepa, dama, que mi intención no es ser hosco
Y un poeta jamás será tosco
Poeta no soy, mas seré
Aún así la incógnita nació
Del por qué chistoso le resultó
A usted cuando yo verdad le hablé
Es eso lo que por mi mente cruzó cuando le expliqué a una dama lo que un caballero debería darle. No que le dieran una rosa, mencioné yo, pues que ella debería recibir un ramo de aquestas. Sin embargo, a pesar de los mensajes que nuestras hermosas flores guardan, celosas, como secretos, se empeñó la sociedad en que las rosas rojas son lo más viable, pero no eda lo que yo buscaba, yo le envié un ramo de rosas naranjas, puesto que estas remarcan la importancia que uno tiene de la amistad con la otra persona.
Me rechazó una propuesta no formulada, me alejo cual ola en el agua se aleja del mar, me apartó, siendo yo hoja, y ella siendo vendaval.
¡Ay de aquellos ilusionistas
Que vagan por la vida incomprendidos
Que no hayan amores ni amigos
Que a su lado no quieren permanecer!
Mientras que otros no esforzados deportistas
Vagan desentendidos y hallan su parecer
¡Oh, no entiendo yo su vaivén
Al cardumen no consigo creer!
Y como viento que llegó y ya se fue
Así son los peces que conmigo se quedan
Que parece no tienen poder
Ni voluntad para esta pieza
Y el tiempo que ella se tomó para irse no fue más que un santiamén, mientras que yo me quede en sus 500 pasos cavilando sobre las palabras, su poder. Sube y baja, llega y aparte, mas no permite más peso del que ya aguanta. Y sin embargo, mi opinión sigue en pie, aquella que le dije y por la que se fue: a una dama, rosas en ramo, dalias y claveles en mano.
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