Mentes jovenes, soñadores volando por el universo
Un blog de pensamientos y temas diversos, donde puedes encontrar reflexiones o preguntas sin respuesta. Sin duda, algo que no se ve todos los días.
jueves, 15 de noviembre de 2018
La inmortalidad humana
lunes, 5 de marzo de 2018
¿En qué nos hemos convertido?
De paseos honrados en el parque a fiestas con alcohol, cigarros y drogas, bailando al son de música con contenido denigrante
De rosas y cortesía a condones y pedantería
De preocuparnos por tener un futuro próspero a ocuparnos en el presente para olvidar el pasado
No tenemos lúcidas ideas, tenemos divertidos momentos
Ya no hablamos de cosas serias, compartimos memes y a través del humor ocultamos el dolor
Ya no decimos por favor, sólo tomamos y hacemos como si no nos importara
Es el siglo XXI, era de la sumisión, era de la auto opresión, era de evitar hacer una elección
Procrastinación e ignorancia son las mujeres más atractivas, no más llanto, ellas te acogen en su seno
Poco a poco nos clavamos nuestras propias garras cada vez más profundo, criticamos a los demás, nos preocupamos demasiado, pero nunca hacemos nada por cambiarnos a nosotros mismos
Ahora ya nadie discute de temas profundos, sólo dicen "eso es profundo" sin llegar a analizar el contenido
Leemos escritos oscuros y no escogemos darnos cuenta que es un grito de ayuda, una petición de socorro
En vez de asistir a una persona sólo nos reímos o susurramos en tono grave
¿En qué nos hemos convertido? ¿En peones de la tecnología, en vanalidades andantes, en sentimientos falsos?
¿En qué nos hemos convertido? ¿En monstruos que viven en un mundo que nos distrae de nuestra oscuridad?
¿En qué nos hemos convertido? ¿En gente que piensa a futuro sin realmente pensar en él?
¿En qué nos hemos convertido? ¿Quién es capaz de decirlo? ¿Quién es capaz de ser imparcial y de analizar y proclamar que nos hemos descarriado, o que vamos en el camino correcto?
Pantallas que alumbran por doquier, dañando la vista de todas las personas, viciando los cerebros y absorbiendo ideas y motivaciones
Pantallas que alumbran por doquier, nos dan todo y nos lo quitan todo
Pantallas por las que daríamos nuestros corazones, pantallas, pantallas y pixeles, una pantalla estrellada con tantos pixeles muertos como nuestras ilusiones
Ya nadie vive como escoge vivir, vive como le toca vivir, y se repite a sí mismo que fue su elección cuando sabe que no fue realmente así
Competencias por doquier, la supervivencia del más apto y la mediocridad del menos capaz
Talento para crear ya no es utilidad, utilidad es ahora la aptitud de alguien para producir
Todo se basa en moldes y no hay ya nada que carezca de ellos y se transforme en lo que quiera
¿En qué nos hemos convertido? ¿En maestros modificadores o en bestias destructoras?
¿En qué nos hemos convertido? ¿En comodidad abundante de la que nunca podemos escapar?
¿En qué hemos convertido el mundo? ¿En nubes grises de desesperación que no nos dejan ver las estrellas?
¿En qué hemos convertido el mundo? ¿En qué nos hemos convertido? ¿En qué? ¿En qué? En un qué...
jueves, 15 de febrero de 2018
Colapsar.
No quiero ser breve. Ya me callé demasiado, y necesito sacarlo todo. Busqué ayuda, pero no parezco a estar dispuesto a mejorar porque no sigo los buenos consejos, sigo haciendo nada. Y sigo por la vida, digo que no es nada pero mis ojeras dicen lo contrario, mi seriedad pide ayuda a gritos, está gritando "¡Para por favor!" mientras mi cuerpo se mantiene sereno para que mi mente se vuelva más serena y mis ojos se mantengan secos. Mi mente se siente entumecida. Todo brilla con sombras irreales, no logro identificar la luz de las sombras; ya no hay lágrimas pero tampoco hay felicidad, no hay vida. Nada me importa ya realmente, pienso que es mejor tener algo físicamente tóxico dentro si eso seca lo intangiblemente tóxico.
Vivo con miedo, vivo con temor, cada movimiento que hago lo calculo fríamente porque no quiero despertar a los perros. Ya me ladraron antes, incluso llegaron a morderme, y he pensado en enfrentarlos ya que no los pude domar. Y he pensado.... Dios, cuánto he pensado. En mis pensamientos habitan mis demonios, por lo que no es tan bueno pensar. Estos demonios han sido mis amigos, puesto que hemos trabajado juntos cuando todo el mundo se cerraba sobre mí, eran los únicos que me querían vivo y entero, aunque fuera para comerme desde dentro después. Pero un demonio es un demonio, y se rebelan, patalean, golpean y destrozan todo cuando ven la oportunidad, cuando veo la luz. Viven en mi cabeza, conocen mis pensamientos, y por eso saben exactamente cuáles son los pilares agrietados para destrozarlos y hacer que todo se me venga abajo.
Pero ya no me importa. Sólo estoy dejando de existir, lentamente, llevándome lo poco que tengo, y me dejaré caer en el vacío, aunque hayan voces que me digan que no lo haga, aunque hayan voces que quieran alcanzarme para traerme de vuelta. La oscuridad. Qué atractiva. No hay nadie allí que me vea, ni nadie que me juzgue, ni nadie que pueda alcanzarme para hacerme daño.
Lo que uno posee
Tengo etiquetas de productos que he adquirido con mi dinero, recordando lo difícil que es reunirlo de aquí y allá (por trabajo o por abstinencia de ciertas cosas); y lo difícil pero remunerante que es conseguirlo, especialmente cuando otras personas solo piden y obtienen, y tú no te puedes permitir acciones similares.
Tengo un sueño que se ahogó, un sueño sobre un libro, y que alimento redactando pensamientos, experiencias o historias en un triste blog abandonado por la sociedad y, en ocasiones, por mí.
Tengo una vida que es tanto solitaria como transitada por gente que viene y va. Soy una estación de trenes, una parada de autobús: siempre verás gente esperando, pero esa gente nunca se queda. Nunca estoy solo. Pero tampoco estoy realmente acompañado.
Tengo gustos musicales peculiares, así como gustos literarios y artísticos, que han sido empujados al fondo de un armario para que sólo se muestre, al abrirlo, los abrigos y chamarras de todo lo socialmente atractivo, todo lo económicamente próspero, todo lo que los demás quieren ver.
Tengo inseguridades producto de una vida llena de juicios externos e internos, juicios hacia mi persona que fueron hirientes en su mayoría, y gran parte de ellos venían de mí mismo. Son miedos que poco a poco he ido escalando, pero aún no he vencido.
Tengo todo, y tengo nada. Las cosas materiales no me llaman mucho la atención, porque sé que estarán vacías si no les imprimo algo sentimental. Por eso tengo nada. Sin embargo, conozco cómo manejarme en la vida sin perderme totalmente a mí mismo, y por eso tengo todo.
sábado, 19 de agosto de 2017
Episodios: Despensa
Iba repasando mentalmente una y otra vez la lista de lo que tenía que comprar, aunque sabía que no era necesario memorizarla porque tenía la foto en mi teléfono, no obstante, sentía la necesidad de hacerlo.
Opté por una canasta, es más práctico para la cantidad de artículos que pensaba comprar, ni siquiera llevaba mochila para evitar que las bolsas se rompieran como ya me había ocurrido antes.
Caminé, había mucha gente, muchos artículos en promoción y otros tantos con rebajas.
Primero, no encontraba el queso manchego. Aquí, en esta isla de refrigerados, estaba el Parmesano, y acá al lado estaban los yoghurts y las leches, es decir, lácteos, pero, ¿dónde estaba el resto de los quesos?
Seguí caminando, incómodo de que hubieran tantos empleados del súper en mis cercanías, al pareces les estaban surtiendo productos y se estaban encargando de ubicarlos en sus respectivos departamentos.
Al final resultó estar hasta el fondo con los embutidos, algo ilógico, pero al mismo tiempo estratégico. Pensé en la elección de organizar estratégicamente en vez de lógicamente. No optan por organizar semánticamente, sino agrupan por necesidad.
Me moví a la parte de despensa general. No sabía cuánto iba a gastar y había hecho previos cálculos para ver si me iba a alcanzar mi dinero para cuando me depositaran el martes. Tenía que oagar ciertos boletos de una bienvenida, de la cual me debían cierta cantidad, mas no había hecho cuentas concretas.
Junté mis artículos vagando de pasillo en pasillo, regresando a veces, pues iba contando conforme al orden de la lista y no al orden de su distribución física. Me estaba retirando cuando recordé que no tenía sal.
Sal, sal, no recuerdo haber visto la sal. ¿Estará con el azúcar? ¿O con los huevos y el aceite? ¿Estará por la mayonesa, con los aderezos? ¿O en ese pasillo de las gelatinas donde parece que metieron todo lo que no tenía clasificación?
Vagué una y otra vez por los pasillos, sintiendo las miradas en mi, miradas que decían "mira a ese estúpido chico, qué distraído, inútil, estorboso e idiota es. Es obvio que no encuentra algo, ya pasó por aquí cinco veces e incluso me pidió que me quitara para poder entrar al pasillo. ¿Por qué no simplemente le pregunta a un empleado dónde está lo que sea que está buscando?"
Así que decidí apurarme. Pero no confío en los empleados y no quería verme en la situación incómoda de reconocer que no puedes encontrar la sal en un lugar donde toda la distribución está etiquetada. Pero decidí ahorrarme lo embarazoso de pasar una décima vez por los pasillos, y preguntarle al primer empleado que encontré.
-"Disculpe, ¿podría decirme dónde está la sal?
-"Está del otro lado
-¿Podría decirme como a qué altura, en qué pasillo?
-Como a tres o cuatro pasillos
-Del otro lado, ¿verdad?
-Sí, por el pasillo de arroz y frijoles"
"Tonto.", pensé, "¿Cómo no se me ocurrió meterme a ese pasillo? Aunque tampoci vi como si hubiera sal pero de seguro está allí"
Subí los tres pasillos y crucé. Sólo habían paquetes de frijol y arroz.
"Está bien, he comido mis huevos sin sal, puedo seguir comiéndolos sin ella, puedo volver otro día pero ya estuve demasiado tiempo por aquí"
Y salí corriendo antes de que me siguieran viendo, o tuvieran chance de hacerlo, y pensar cosas malas sobre mí.
Episodios: Psicólogo
No tuve el valor de llamar, dije que mejor preguntaba en persona
Fui a la clínica después de checar 20 veces dónde estaba exactamente y por dónde y hacia donde tenía que caminar
Y al final llegué
Y me quede viendo la "Y" gigante de Psicología que tenía pegada la fachada
Me debatía por dentro si me atrevía a entrar o no
Pensaba en el dinero que iba a gastar en cada consulta, y que mis padres podían pagarlo, aunque se iban a quedar cortos de fondo pagando ya mis estudios
Me imaginaba entrando y preguntando sobre los precios y la frecuencia de las citas, ¿realmente lo necesitaba? Me sentía bien. Podría decirse que lo hacía. ¿Y si en el futuro seguía teniendo mis típicos episodios de depresión y ansiedad?
Me moví un poco hacia atrás porque no sabía si podían verme ahí parado, no quería que lo hicieran
Seguí pensando, en que no era que necesitara salir de algo malo, necesitaba encontrar un madero (metafórico) para manetenerme a flote
Pero no podía entrar, no así, no aquí. En el fondo sigo siendo inseguro, sigo teniendo miedo. Y lo sabía.
Y al final seguí caminando a casa